sábado, 13 de fevereiro de 2010

RECEBIR BENDICIÓN ES BENDECIR


RECEBIR BENDICION ES BENDECIR
Yo recibí esta gran bendición que yo ya hable en el principio de este mes de las manos del Señor Jesús. La condición de mirar mi familia después de 7 años, a causa de nuestra vida de misionarios, a veces es difícil interrumpir la obra de Dios para visitar nuestra familia, pero esta vez Dios preparo todo. Fue en realidad una gran bendición, y yo agradezco a Dios porque Él me enseño que somos bendecidos cuando bendecimos. En estos últimos años que estuvo en los EUA miramos tantas vidas transformadas, muchas fueran las personas sanadas, matrimonio que fueron reconstruidos y la salvación que llego en la vida de muchas personas. Y a cada Iglesia es una experiencia maravillosa. Conocemos personas con costumbres diferentes, lenguas diferentes y siempre buscamos a adaptarnos a ellas para que la salvación llegue a la vida de todas ellas a través de nuestras vidas. O sea nos sacrificamos para salvar familias, transformar vidas, sanar los enfermos, mientras Dios esta cuidando a nuestra vida y a nuestra familia. Cuando bendecimos estas personas, estamos siendo bendecidos por estas personas, en la verdad son ellas que nos bendicen, son los obreros, el pueblo, cada persona que he llegado hasta nosotros. La bendición de estar en el altar, de servir a Dios, y bendecir estas personas. Son las propias personas que son responsables por nuestras bendiciones. Y somos bendecidos cuando escuchamos una madre que sufre por su hijo, cuando ungimos las personas que están enfermas, cuando visitamos los enfermos en los hospitales, cuando ayudamos aquellos que están sin salida, cuando extendemos las manos a los necesitados, evangelizamos en las calles, en estos momentos es que recibimos la bendición de Dios cuando servimos a las personas y a Dios. El Espíritu Santo me enseño esto después de estos años que mire mucho cambio en mi familia, mis hermanos, mucho mas unidos que antes, bendiciones financieras, en la salud, y en todos se ve la diferencia de nuestras vidas. O sea después de esta reflexión más una vez comprobamos que bendecido es aquel que da de aquel que recibe y ¡mientras bendecimos somos bendecidos.

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